martes, 8 de septiembre de 2015

Evitar que tu hijo diga palabrotas

       Cómo evitar que tu hijo diga palabrotas.
Muchos niños comienzan a decir palabrotas cuando son muy pequeños y cuando todavía no saben el significado de estas palabras malsonantes. La reacción de los padres determinará si seguirán diciéndolas o no, por lo que es importante que los padres sepan cómo reaccionar de tal manera que el niño no quiera seguir diciendo palabrotas delante de sus amigos, profesores y familiares. Puede que el niño aprenda palabrotas jugando con sus amigos, viendo la televisión o caminando por la calle. Aunque los padres nunca digan palabrotas, no podrán evitar que en algún momento el niño oiga y aprenda una palabra malsonante.

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 La reacción del padre determinará el uso de las palabrotas.
 Los niños no saben qué significa esa palabrota que han escuchado en la televisión, o que ha dicho su compañero hoy en clase. Es importante tener en cuenta que no saben qué significa. Sin embargo, dicen este tipo de palabras malsonantes porque buscan una reacción por parte de los padres, familiares, amigos o profesores que están delante de él cuando la dicen. Buscan que estas personas se rían, se enfaden o incluso que se sonrojen. Si consiguen esta reacción deseada, seguirán pronunciando estas palabras que tanto enfadan a padres y profesores.
Sin embargo, si no consiguen la reacción esperada, dejarán de decir esas palabrotas porque de repente ya no tendrán sentido. Ya no servirán para conseguir el propósito que se habían marcado, y decir la palabrota dejará de ser un juego porque ya no funcionará.

 Las reacciones que deberemos evitar.

El tipo de reacción erróneo que los padres suelen tener cuando un niño dice palabrotas es enfadarse. Los padres que gritan al oír estas palabras, que prohíben el uso de las palabrotas y que riñen y castigan a sus hijos, o incluso que se muestran avergonzados cuando el niño dice una palabrota delante del profesor, de los abuelos o los tíos, están consiguiendo un resultado inesperado. A pesar de que piensen que con el enfado, el castigo o la prohibición conseguirán que el niño no vuelva a decir palabrotas, lo cierto es que el niño es demasiado pequeño para comprender el significado de la palabrota y solamente la está diciendo como parte de un juego, para conseguir una reacción del padre. Esta reacción que busca puede ser el enfado del padre, o que se sonroje. Cuando consigue que el padre se enfade con él o sienta vergüenza delante de los demás familiares, seguirá pronunciando palabrotas en su día a día y el padre no conseguirá lo que realmente quiere: que no vuelva a pronunciarlas más.

 Otra reacción muy errónea.

Reírse cuando el niño dice una palabrota es un problema porque motiva al niño a volver a pronunciar este tipo de palabras malsonantes. Como ya hemos comentado, el niño no sabe qué significa la palabrota, y solamente la pronuncia como parte de un juego, para conseguir una reacción determinada. Si el padre se ríe (aunque sea de manera nerviosa) cuando el niño ha dicho una palabrota, el niño comprenderá que cada vez que quiera hacer reír a su padre podrá decir las palabrotas que tanto oye en la televisión o en el patio. Por este motivo, el padre no deberá reír (ni enfadarse) cuando oiga palabrotas en casa.

 La única reacción aceptable cuando el niño dice palabrotas.

La indiferencia es la única reacción que ayudará a los padres a conseguir que el niño no vuelva a decir palabrotas. Cuando diga una palabra malsonante, es importante que los padres y profesores ignoren este suceso y hagan como si no hubiesen oído nada. El niño no conseguirá la reacción esperada (la risa, el enfado, la vergüenza) y aprenderá que decir palabrotas no es divertido porque, al no obtener la reacción esperada, deja de ser un juego.

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